Flor de Pascua, Muérdago y Acebo: significado y usos mágicos de las plantas de invierno

13.12.2022

A pesar de enmarcarse en el ambiente de la Navidad cristiana, lo cierto es que estas tres plantas ya tenían sus usos en las culturas precristianas, tanto paganas como indígenas. Además, con el tiempo y el auge del neopaganismo, han recuperado su valor como talismanes de buena fortuna para unas fechas en las que siempre se ha celebrado la amistad, la familia y los buenos deseos.

Flor de Pascua

La Flor de Pascua (Euphorbia pulcherrima) realmente tiene flores diminutas (sus capullos amarillos) y son sus hojas rojas lo que la hacen más vistosa. Sus nombres varían según la región, pero sin duda se ha popularizado por la época navideña.

Lo único que está claro es que es una planta originaria de Centroamérica y Sudamérica, y que fue llevada por los españoles a Europa en el siglo XVII. No hay consenso sobre el motivo de su popularidad. Hay quienes dicen que los aztecas, por su tono rojo, la utilizaban como remembranza de la sangre de los sacrificios (su nombre náhuatl es cuetlaxóchitl, "flor de cuero"). Otros, que desde el s. XVI se convirtió en adorno invernal de las iglesias por sus vivos colores. Estados Unidos también popularizó esta planta, con dos posibles orígenes: el primero, que el botánico J.R. Poinsett, embajador de EEUU en México, admirara tanto la planta que se la llevara a EEUU para multiplicarla y regalarla en Navidad, cuando las hojas tomaban ese tono rojizo (y de ahí su nombre común, Poinsettia). El segundo, que un florista de nombre Paul Ecke, repartiera estas flores a las distintas cadenas de televisión, promoviendo que la gente asociara la época invernal con esta planta decorativa.

Las leyendas entorno a la Navidad cristiana no se hicieron esperar. Algunas relacionan el rojo de sus hojas con la sangre de Cristo, dada como ofrenda a la planta, por florecer en el invierno. Otras cuentan que estas plantas eran el único regalo que los pobres podían llevar al Niño Jesús en las navidades, y que fue Dios quien les dio ese color para mejorar y validar la ofrenda.

La flor de Pascua ha ganado la connotación de sagrada y una planta que trae prosperidad y suerte a su poseedor. Se dice que tenerla en casa atrae las buenas relaciones y la alegría, algo esencial en unas fechas donde priman las reuniones familiares y los regalos. Probablemente por esto, recibirla como regalo potencia la buena fortuna. En el mundo del Feng Shui, se dice que conviene colocarla allí donde se reúne la gente, ya que el rojo de sus hojas simboliza el fuego del hogar. 

La Poinsettia se ha utilizado tanto como remedio medicinal como mágico. En tratados del S.XVI indican que ingerir las hojas rojas de esta planta aumentaba la leche materna, además de ayudar a cicatrizar heridas y tener propiedades antisépticas. 

Como remedio mágico, se ha tenido en cuenta que sus hojas forman una estrella, y ello se ha interpretado como un símbolo de buena suerte y protección del hogar en general. Para que la suerte dure, la idea es cuidar la planta durante todo el año y/o sustituirla al año siguiente. Por su color rojo se utiliza en rituales de amor y salud, tanto como ofrenda como quemando sus hojas o creando con ellas agua de brujas, velas, etc. Debido a que sus hojas se tornan rojas exclusivamente por la falta de luz, el hecho de cuidar una Poinsettia, dándole la luz adecuada y ocultándola en la oscuridad al menos 12 horas, se ve también como un símbolo de preparación y renacimiento durante el invierno.

Aunque no es muy común, hay quienes utilizan la Poinsettia como si tuviera las mismas capacidades mágicas que las otras especies de Euphorbiae, la mayoría de las cuales son suculentas, y que se utilizan como elemento protector y purificador. De estas se puede extraer la "leche" o jugo del interior de sus hojas, el cual es extremadamente venenoso, sin embargo, en cantidades ínfimas es usado en pomadas y aceites.

Muérdago

El muérdago (Viscum album) es una planta originaria del clima europeo y mediterráneo, aunque también se encuentra en algunas zonas de Asia y América. El muérdago no debe confundirse con el acebo, pues son dos especies diferentes, aunque sus frutos puedan parecerse. El muérdago es una planta parásita que crece en otros árboles, nunca en tierra, y sus frutos son verdes al principio, después se tornan amarillentos o blancos y gelatinosos. Sus hojas son estrechas y lanceadas. 

El muérdago era una planta sagrada en la cultura celta. Al no echar raíces en el suelo, se consideraba que tenía algo de divina. De hecho, dejarla apoyada en el suelo provocaría la pérdida de sus poderes. Los druidas la cortaban con una hoz de oro, ya que se consideraba que cortarla con hierro u otro metal vil eliminaba sus propiedades e incluso atraía mala suerte, una idea extendida después en la alquimia. La utilizaban para ritos de protección y fertilidad (tanto de la tierra como embarazos de personas y animales).

En la cultura nórdica, el muérdago también se relacionaba con la fertilidad y el amor, y se utilizaba para bendecir matrimonios, de ahí que se extendiera la idea de que besarse bajo el muérdago promovía una relación amorosa estable y duradera. También el muérdago, mitológicamente, tenía la vida de Balder, y por ello, al no haberle tomado Odín juramento, se convirtió en la única planta que podía matarle, cosa que el trapacero Loki aprovechó. Es, pues, una planta de cierta "inmortalidad". También se consideraba que el muérdago era la esencia vital de los árboles que parasitaba, y que sobre él no caían los rayos. 

Algunas fuentes señalan que la antigüedad grecorromana era una planta utilizada en festivales y situaciones especiales (bodas, nacimientos), cuya intención era la purificación y atraer la buena fortuna. Según Frazer en La Rama Dorada (1890), la rama que dice Virgilio que lleva Eneas al inframundo, es una rama seca de muérdago, característica por su tono amarillento, como elemento de protección y guía.

Por su tono dorado, durante mucho tiempo se consideraba que ayudaba a encontrar tesoros. En la Edad Media se creía que su presencia ayudaba en embarazos y partos, además de proteger la casa. En la Inglaterra victoriana se extendió el uso del muérdago en las reuniones sociales, como forma de conocer pareja, no pudiendo negar el saludo y el beso bajo la planta. Posteriormente, la cultura audiovisual norteamericana ha potenciado la imagen del beso bajo el muérdago como símbolo de buena suerte y para encontrar o mantener el amor. 

La tradición dice que hay que colgarlo en los umbrales de las puertas, que es por donde pasa la gente. Pero además, absorbe la mala suerte, las malas intenciones, las malas energías... Como pervivencia pagana, en algunas zonas de Europa el muérdago, que se habría recogido después del solsticio de verano, se quemaba a mediados de diciembre (normalmente el 13 de diciembre, Santa Lucía) o en enero, y se elimina así todo lo malo que haya absorbido, siendo sustituido por un nuevo muérdago que, en teoría, duraría hasta ser sustituido al año siguiente. 

El muérdago tiene una toxicidad baja, sólo eludible por las aves, que se alimentan de sus frutos. En dosis bien calculadas, esta planta es sedante, antiinflamatoria, diurética y mejora la circulación sanguínea.

Como remedio mágico, en la actualidad es utilizado en rituales de amor y purificación, sobre todo quemándolo. Debajo de la almohada o cerca del cabecero, se dice que atrae buenos sueños. Se pone también en las cunas, evitando que hadas o demonios se puedan acercar a los niños. También se prepara y utiliza en aceites esenciales o inciensos. Sus frutos pegajosos tienen connotaciones sexuales.

Acebo

El acebo (Ilex aquifolium) se confunde a menudo con el muérdago por sus frutos redondos, pero ni siquiera son de la misma familia de plantas. Los frutos del acebo son rojos y sus hojas son anchas, con extremos punzantes. Además, el acebo crece como un arbusto, al contrario que la naturaleza parasitaria del muérdago. 

Comúnmente se dice que el acebo fue el sustituto cristiano del muérdago pagano. Los frutos rojos simbolizarían la sangre de Cristo y las hojas pinchudas recordarían a la corona de espinas. Sin embargo, esta planta, resistente a las heladas, parece que ya era un adorno común en las culturas precristianas, que lo consideraban un símbolo de resistencia y esperanza en el duro invierno. 

En el mundo romano se utilizaba como decoración durante las saturnales (era una planta consagrada a Saturno) como símbolo de salud y felicidad. Por las hojas con pinchos, se consideraba protectora y alejadora del mal, y se colocaba en establos, vallados y puertas para alejar malos espíritus. Al parecer, se considera que los rayos no caen sobre el acebo, lo que lo convertía en un amuleto idóneo para niños y viajeros. Al igual que el muérdago, no se podía cortar sus ramas con metales viles, sino con oro o, en su defecto, plata.

En la cultura celta existía la figura del Rey Acebo, el cual regía la tierra durante los seis meses de otoño e invierno, mientras que su hermano el Rey Roble regía los meses de primavera y verano. En la actualidad, algunos grupos wiccanos y neopaganos intentan recuperar en sus celebraciones de Yule la figura del Rey Acebo como un espíritu protector.

El acebo es mucho más tóxico que el muérdago, excepto, una vez más, para las aves, que se alimentan de ello en invierno. Sus usos medicinales deben ser mucho más controlados, porque son mucho más potentes: laxantes, sudoríficos, provocadores del vómito... Pero precisamente por ello, purgante, antipirético, relajante...Entre los celtas el acebo tenía propiedades proféticas, la más común de ellas, a través de los sueños. Por eso, a día de hoy hay hechizos que consisten en meter hojas de acebo bajo la almohada para garantizar buenos sueños y que estos se cumplan. Scott Cunningham, padre de la Wicca, expone el siguiente hechizo:

<<After midnight on a Friday, without making a sound, gather nine holly leaves, preferably from a non-spiny plant (one that has smooth leaves). Wrap these up in a white cloth using nine knots to tie the ends together. Place this beneath your pillow, and your dreams will come true.>> (Enclycopedia of Herbs, p. 139)

<<Después de la medianoche de un viernes, sin hacer ruido, recoge nueve hojas de acebo de una planta no espinosa (una que tenga hojas lisas). Envuélvelas en una tela blanca, usando nueve nudos para atar juntos los extremos. Coloca esto bajo la almohada y tus sueños se cumplirán>>

El acebo es una planta "masculina", así que se considera que sus efectos serán más efectivos utilizados por hombres, sobre todo como talismán. (La planta femenina de los mismos usos que el acebo es la hiedra)

No obstante, entre sus usos mágicos encontramos repetidos los de las dos plantas anteriores: suerte, protección, amor, y en este caso, también dinero.
Para la suerte basta con tenerla en casa o llevar unas hojas consigo. Lo mismo ocurre con los rituales de protección, pues se cree que sus hojas espinosas alejan a los malvados, aunque también se echan las hojas en agua o se infusionan para limpiar la casa. También se dice que el acebo aleja los rayos. En el caso del amor, parece una ligera confusión con el muérdago, ya que no hay relaciones concretas con el amor más que el color rojo de sus frutos. Sin embargo, por su capacidad de aumentar la temperatura corporal, sí aparece como ingrediente en pócimas amorosas. 
Por último, se relaciona con el dinero por la capacidad de dar frutos en un ambiente hostil, así que es un acompañamiento más de cualquier ritual relacionado con la economía: llevar las hojas en una bolsa con monedas o en la cartera, encender una vela, etc. Cabe destacar que la madera del acebo es también muy codiciada, porque no presenta nudos, es relativamente fácil de trabajar y además resistente a la humedad. Muchas antiguas molduras de palacios están realizadas en madera de acebo.

Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:
-Cunningham, S. ; Enclycopedia of Herbs. Llewellyn Publications, Minnesota, 2000
-Frazer, J. G. , La Rama Dorada. Fondo de CE México-Madrid-Buenos Aires, 1944
- Hugh T. W. Tan, Xingli Giam. Plant Magic:Auspicious and Inauspicious Plants from Around the World. Marshall Cavendish Editions, 2008


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