Ruedas medicinales: de los nativos norteamericanos a la medicina chamánica.

08.11.2023

A menudo cuando se habla de arqueoastronomía se pasan por alto construcciones que no son llamativas. Se nos ha dicho mil veces que las tres pirámides egipcias coinciden con las estrellas del cinturón de Orión, que Stonehenge está alineado con los solsticios; cada año nos recuerdan el descenso de Kukulcán en la pirámide de Chichen Itzá, e incluso en alguna ocasión han dado repercusión a los ahu moái de Rapa Nui. Sin embargo, no se han mencionado apenas las llamadas ruedas medicinales de los nativos norteamericanos.

Estas ruedas varían de apariencia, generalmente la forma básica es un círculo de piedras acumuladas que marca el centro,de entre 2 y 7 metros de diámetro. Después se realiza la circunferencia exterior, las cuales miden entre 12 y 30 metros; Después puede haber o no una rueda exterior, y varios radios (generalmente 28) que salen del centro o desde esta segunda circunferencia. Los radios, sin duda, son lo que les dio su apelativo de ruedas. En ocasiones hay solamente un círculo central, y también se da el caso de que hay varios círculos menores en el exterior.

Algunas de las más conocidas y mejor conservadas se encuentran en la cima de las montañas, como la del parque Big Horn, en Wyoming ,EEUU, o las de Alberta, en Canadá, donde se reúnen 70 monumentos, prácticamente la mitad de las ruedas medicinales totales (unas 150) Dichas ruedas se localizan en la zona de los grandes lagos, en el norte de los Estados Unidos y en el sur de Canadá.

Su datación oscila entre los 5000 y los 3000 años antes de nuestra era, y se estima que se les dio uso continuado hasta bien entrado el S.XV. Se convierten así en los monumentos más antiguos de mayor duración de uso. Sin embargo , dada su antigüedad y el uso continuo, así como posibles añadidos de rocas o usos a lo largo del tiempo. lgunos círculos son más regulares que otros, y algunos se conservan mejor y de otros sólo puede especularse acerca de su forma. Se han hallado otras estructuras de piedras que representaban animales sagrados como serpientes y tortugas, y sobre todo con éstas últimas, se ha buscado una correlación (como si el centro y el círculo fueran el caparazón, y los radios o círculos exteriores las patas), pero no ha trascendido. El origen de esta teoría es seguramente el círculo conmemorativo de una batalla entre dos guerreros en Snake Butte, en Dakota del Sur, cerca del cual se realizó con cantos rodados una tortuga de Maniobra, símbolo del vencedor.

Aunque se desconoce si tenían un propósito concreto, parece claro que uno de sus objetivos de las ruedas medicinales era la observación astronómica y el cálculo estacional, como otros monumentos astronómicos. La disputa proviene de que algunos radios de las ruedas señalan los puntos cardinales, mientras que en otras no. Sin embargo, no puede negarse la correlación de los 28 radios con la duración de los meses lunares. En otras parecen marcarse eventos astronómicos concretos.

Varias ruedas, según los estudios de Eddy (1974) señalan los solsticios y los equinoccios. Esto es notable en las ruedas que tienen un rayo que se sale de la circunferencia principal, con el objetivo concreto de señalar una pequeña circunferencia exterior, como ocurre en la rueda medicinal de la Montaña del Alce (Moose Mountain), en Saskatchewan o en la rueda de Bighorn. Estas ruedas destacan porque tienen seis círculos añadidos en el exterior la rueda, que se supone que podrían ser algunos eventos o festivales concretos, incluso algún aniversario que a día de hoy se desconozca. Tres de esas circunferencias exteriores en la rueda de Bighorn coinciden con la posición del nacimiento de las estrellas Sirius, Aldebarán y Rigel. No mucho después, Jack Robinson (1925-2016) descubrió que otras piedras apuntaban a la estrella Fomahault, de la constelación de Piscis. Astronómicamente hablando estas estrellas podían ser importantes porque el primer día que aparecían o el último que se las veía les indicaría el tiempo restante hasta el solsticio de verano y el inicio por fin de ciertos periodos estacionales.

Los detractores apuntan a que el cielo nocturno y sus eventos han ido variando a lo largo de los siglos, de manera que no sería tan fácilmente vinculable. Se apoyan además en el hecho de que algunas de las ruedas son muy diferentes entre sí, y presentan otros posibles usos como observatorio desde lo alto, simplemente con fines de caza o de batalla.

Otros han querido vincularlo con las danzas de las distintas tribus, pues muchas de estas eran circulares y tenían alguna relación con la naturaleza o el cielo, y eran realizadas exclusivamente en momentos estacionales específicos, como el solsticio de verano precisamente con fines de purificación y renovación. Se sabe que el pueblo cheyenne preparaba una estructura con un pilar central y casualmente 28 pilares exteriores para sostener una techumbre, y en dicho espacio se realizaban danzas rituales. Igualmente es cierto es que se han encontrado restos de piedras de tipi (también circulares) cerca de algunas de estas ruedas, por lo que sí cabría pensar que en algunos casos, el poblado o parte de él se trasladarían al lugar para la celebración u observación de ritos especiales.

Esto no es tan descabellado. La rueda de Bighorn es parte de un complejo arqueológico mucho más grande, alrededor se pueden encontrar numerosas áreas de preparación ceremonial de uso tradicional incluso a día de hoy por los indios americanos contemporáneos, así como áreas de recolección de plantas medicinales, zonas ceremoniales, emplazamiento de altares o de recintos especiales, como cabañas de sudor o espacios de ayuno (para obtener visiones). Podemos decir que toda la zona era un santuario.

Asimismo, se conoce que los nativos llevaban a cabo meditaciones e iniciaciones en cimas y otros lugares apartados, así como los hombres-medicina también desarrollaban períodos de aprendizaje y conocimiento. Se ha planteado la posibilidad de que fueron una herramienta de los hombres-medicina para tratar problemas y enfermedades muy concretas, que requirieran del contacto con la naturaleza y los espíritus celestes. Muy probablemente, sea por asociación con los hombres- medicina que los invasores dieran ese nombre a estos monumentos.

Esta rueda, a pesar del desconocimiento y misterio que suponen las construcciones originales, ha entrado de lleno en el mundo chamánico, no sólo del continente americano, sino también asiático (si acaso no es de Asia de donde provenían, según las teorías, las poblaciones americanas)

La hipótesis de los puntos cardinales se mantiene, aunque cada tribu e incluso cada practicante tienen una versión ligeramente distinta. La rueda se divide en cuatro partes iguales, que señalan el norte, el este, el sur y el oeste. La evolución personal o sentido de la rueda es en el sentido contrario a las agujas del reloj. Se asocian 4 colores (amarillo, rojo, negro y blanco), que también varían entre las comunidades, aunque lo más común es Este amarillo, Sur Rojo, Oeste Negro y Norte Blanco. Partiendo de estas cuatro partes, se asocia cada una a una faceta del hombre: físico, mental, espiritual y emocional, así como a una estación del año, un astro, una plata, un animal… La comprensión de esta rueda es sencilla, pero varía tanto entre las escuelas y comunidades, que en este artículo no nos merece la pena adentrarnos demasiado, pues correríamos el riesgo de alejarnos del tema principal.

Lo que sí podemos mencionar respecto de la rueda medicinal de piedras, es que muchos chamanes respetan dichas construcciones e incluso han creado una nueva rueda medicinal de 36 cantos rodados, destinada al uso individual y personal. Cada uno de los cantos representa una parte del cosmos, la persona lo construye dividiendo el círculo en cuatro partes. En el centro puede situarse la persona o algún otro objeto de valor, y la rueda tiene un valor terapéutico, ya que de alguna forma busca un equilibrio psicofísico representado por las cuatro variables de estaciones, elementos, puntos cardinales, etc.

Para algunas comunidades el círculo de piedras es un mandala. Al fabricarlo uno mismo conscientemente, manifiesta en el sus intenciones y energías, y se convierte en un lugar de reflexión y meditación, más que en una rueda medicinal como tal. Entre 2004 y 2006, la sociedad Kiwanis realizó un homenaje a la Primera Nación de las Grandes Llanuras, construyendo una Rueda Medicinal en el Ayda Hayden Heritage Park.

Por último tenemos aquellos movimientos surgidos sobre todo a raíz de la New Age, en los que se mezcla la tradición del mandala con la magia chamánica y el curanderismo. Aquí la rueda medicinal se convierte en una herramienta para la transmisión y recepción de energía de la tierra. Un ejemplo sería la Bear Tribe Medicine Society. Sun Bear tuvo una visión en 1971 y desde entonces su rueda medicinal se ha convertido en todo un fenómeno y en el centro de su espiritualidad. En sus propias palabras: (traducción en español después del texto en inglés)

<<Medicine Wheels of stone, constructed by the original Native inhabitants, once spread across the Americas. These wheels were the ceremonial centers of earth people; powerful vortexes for both giving and receiving earth energy. On the psycho-spiritual level, Medicine Wheels provide a complex map of the human psyche, a way to deeply connect with yourself and with others. Earth Peoples used the Medicine Wheel to understand and celebrate change in their own lives and in the cycles of the earth. What these ancient ones knew and practiced is knowledge sorely needed by modern men and women.>>

<< Las Ruedas medicinales de piedra, construidas por los habitantes nativos originales, en un tiempo se extendieron por las Américas. Estas ruedas eran los centros ceremoniales de la gente de la tierra; poderosos vórtices para dar y recibir energía terrestre. En el nivel psicoespiritual, las Ruedas medicinales proporcionan un Mapa complejo de la psique humana, una forma de conectarse profundamente con uno mismo y con los demás. Los Pueblos de la Tierra usaban la Rueda Medicinal para comprender y celebrar el cambio en sus propias vidas y en los ciclos de la Tierra. Lo que estos antiguos sabían y practicaban es Conocimiento. Es muy necesario para los hombres y mujeres modernos>>

Pietro V. Carracedo Ahumada – pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:

-Bender H. E. Medicine wheels or "calendar sites": Indian time or the space/time continuum. Time and Mind, 1(2), pp. 195–206. 2008.

-Molyneaux, B.L. La Tierra sagrada. Paisajes que reflejan el poder espiritual de la tierra. Evergreen, 2002.

-Robertson, L. H.. The Medicine Wheel Revisited: Reflections on Indigenization in Counseling and Education. SAGE Open, 11(2). 2021.


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