Magia rúnica antigua

01.02.2018

Se conoce por runas el conjunto de caracteres escandinavos y germánicos con los que se formaban diversos alfabetos según la lengua y la región, que guardaba, dentro de su utilización como sistema de escritura, un valor mágico-religioso cuando era aplicado en ciertos eventos o lugares, y cuya denominación se ha extendido después al en general, a cualquier símbolo con una ejecución relativamente simple que tiene un significado intrínseco y un valor místico o mágico.

La palabra procede de la raíz germánica run -, que dependiendo de la lengua y región en la que se utilizaba y por tanto la adaptaba a su pensamiento, puede significar secreto, susurro, poema, palabra y letra. Como puede verse, la etimología intenta pasar de lo oculto a lo más popular. Sin embargo, no todo lo rúnico es, como muchos han pretendido, de carácter mágico o misterioso: de hecho, las inscripciones rúnicas más antiguas, salvo aquellos signos aislados de la Edad de Bronce que se ha pretendido identificar como runas conscientemente grabadas, que se conocen se encuentran en un peine donde se indica "harja",(peine), que se halló en Vimose, en Fionia, Dinamarca, y en una fíbula de Meldorf , Alemania, en la cual, si es cierto que son caracteres rúnicos (pues aún hay controversia), podría poner "para ella" o el nombre del que fabricó la fíbula; en cualquier caso, artículos profanos, ambos datadas en el siglo I de nuestra era, que distan mucho de tener runas como elemento mágico. Por ello debe mejor aceptarse, incluso entre el público general, que se trataba tanto de un sistema mágico como de un sistema de escritura, aunque fuese a partir del S. VIII con las invasiones vikingas cuando tomaran un uso más generalizado, y que consecuentemente su uso mágico quedase relegado a la superstición y la tradición. Un valor añadido a la escritura rúnica es el hecho de que cada uno de los caracteres rúnicos haga referencia también a una palabra, que a su vez tuviese múltiples interpretaciones, entre ellos insinuándose el valor mágico-adivinatorio por el cual se conocen a día de hoy.

Las runas parecen basarse en una suerte de alfabeto que reunía caracteres fenicios y etruscos, extendidos por territorio germano y posteriormente más al norte. No obstante, el origen de la escritura rúnica, no obstante, como ocurre en la mayoría de culturas, es considerado divino. En inscripciones suecas en piedra del S.VII al X se encuentran breves textos que hablan de "runa divina" o "runa de origen divino". En el Háyamal se habla de su uso adivinatorio, y en el edda Rúnatal Odín cuenta cómo obtuvo las runas a través de su sacrifico, colgado nueve noches del árbol universal sin alimento ni bebida. Sobre cómo llegaron hasta los hombres, para algunos dependía de la cercanía con los dioses, y por ello sólo los sacerdotes de Odín podían hacer uso de ellas. El poema Rígsbula hablaba de cómo Rìg/Heimdall, el guardián entre los mundos, había engendrado hijos con mujeres humanas, y a uno de ellos, Jarl, que destacaba por su nobleza en todos los sentidos, le enseñó acerca de las runas y sus mágicas cualidades. El arzobispo Olaus Magnus (1555) incluye en una de sus obras una narración sobre Kettil Runske, un hombre de gran astucia que logró robar los tres bastones rúnicos de Odín y aprender con ellos la magia.

Los usos mágicos de las runas en la época antigua datan del S.II. Los estudiosos consideran que en esa época se planteaba la magia rúnica como la magia cotidiana, al alcance de todos. Requería predisposición espiritual, pero no un aprendizaje profundo de corte chamánico, por lo que todo el mundo podría conocer algún hechizo o remedio rúnico puntual, cosa que cuadraría con lo explicado hasta ahora, es decir, que las runas también eran un sistema de escritura que se desdoblaba en su vertiente gramática y su vertiente mágica. Se han hallado inscripciones rúnicas sin aparente sentido lingüístico pero que muestran un, patrón repetitivo en su ejecución o los lugares donde aparecen. Uno de ellos es la palabra «alu(ᚨᛚᚢ)», un hechizo que aparece en piedras rúnicas, amuletos, armas, urnas funerarias y bracteatos (ornamentos circulares que los pueblos nórdicos llevaban en el cuello), entre otros tantos objetos. Su significado primero se ha identificado como "cerveza", mientras que por su poca lógica en ciertos contextos se ha tratado de derivarlo en el éxtasis alcohólico religioso, en alimento divino, o mediante raíces lingüísticas que indicasen "amuletos", "magia", "protección". El conjuro ᚨ ᛚ ᚢ aparece en las inscripciones de manera aislada o junto a otras fórmulas. Muchos consideran que era un amuleto en sí mismo, y no necesariamente referido a ninguna palabra u objeto. En la reconstrucción protogermánica, *aluh refiere a un amuleto. Ochard (1997) opinaba que podía estar relacionado con la expresión "ealuscerwen", concepto que aparece en el Beowulf (¿S. X?) que traduce como "expulsar el mal", referido al miedo o el dolor, por lo que sería de carácter protector. 

Otro hechizo rúnico serían las tres tyr (ᛏ ᛏ ᛏ) , runa que se identifica en primera instancia con "el dios colgado", en referencia a Odín, como se vio en el mito anterior, y también con Tyz, un dios de la guerra, al cual se ofrendaba colgando de los árboles miembros de los cuerpos de los enemigos, y Tyr, hijo zurdo y manco de Odín. La runa tyr se menciona en los tres poemas rúnicos que nos han llegado, identificándosela con los herreros, con el dios guerrero, y con la estrella Polaris. Literariamente se menciona su poder para garantizar el valor y la victoria en la historia de Sigurd, quien recibe de la valkiria Sigrdrífa los secretos rúnicos y le graba en su espada las tres tyr.

La repetición de la runa ansuz (ᚨ o ᚬ) también parece tener sentido mágico, al haberse hallado inscripciones que contienen la runa ocho veces seguidas. Puesto que uno de los significados reconstruidos de la ansuz es "dios", se ha querido ver aquí una invocación a las divinidades principales del panteón nórdico, los Æsir . Otros significados son "boca", de lo que se deduce la invocación o el poder de la palabra, así como "árbol" (roble o fresno), al que se le busca un sentido de fertilidad. 

Sigel (ᛋ) , identificada con el sol, era un símbolo de poder de valor semejante a tyr y su uso es parecido. Algiz (ᛉ ), por su parte, y Berkana (ᛒ), son encontradas continuamente repetidas, sin embargo, aunque sus significados sean el de "alce" y "abedul ", se desconoce todavía el valor mágico que se les pudiese dar, si bien puedan interpretarse como fertilidad o fortaleza. Esto se da también con la runa gyfu o gebo (X), runa generalmente identificada como un regalo o un encuentro amistoso. Naud (ᚾ), cuyo significado oculto parece relacionado con la necesidad, es también una runa que se encuentra frecuentemente repetida, y que se ha interpretado con poder mágico para a auxiliar al amigo y quitar posibilidades al enemigo.

Perthro (ᛈ), del alfabeto anglosajón, simboliza el comienzo y final de las empresas, por lo que su trazado conllevaba el deseo de un buen fin. Thurs (þ), la espina, tenía algún tipo de connotación erótica o sexual, por lo que dibujarla repetidas veces o en ciertos lugares concretos poseía el carácter de hechizo amoroso, quizás de manera metafórica, ya que también tenía un valor medicinal contra las enfermedades. Fehu (ᚠ), inicial del alfabeto rúnico, era también un símbolo de riqueza, por lo que su inscripción atraía la prosperidad en el ganado, las cosechas, y los momentos especiales. Odal u Othalaz (ᛟ) era una runa común en los amuletos protectores, y continuó siendo un dibujo frecuente en el folclore rural.

Otras muchas runas o conjuntos rúnicos se repiten continuamente o se encuentran trazadas en enclaves concretos con un valor posiblemente mágico o al menos chamánico. Es probable que su pronunciación repetida obtuviese lo que se llama galdr, el sonido vibrante que encarnaba el verdadero sentido rúnico divino, el verdadero hechizo, y requería de una versificación concreta de siete versos.

Además, existen casos de runas ligadas. La mayoría sirven para remarcar nombres propios, cargos o lugares, pero también en el caso de repeticiones de runas con fines mágicos, siendo tiwaz el más común. Palabras de las que aún no se conoce el significado y que aparecen ligadas se han tratado de identificar como hechizos, así como runas "en árbol", es decir, unidas por una cruz, por ramas o simples líneas que marcan el ritmo de la lectura. Los símbolos mágicos islandeses se quisieron unir a esta familia, pero son totalmente diferenciables, ya que estos símbolos se manifiestan abiertamente como hechizos y amuletos en los grimorios que han llegado hasta nosotros, como el Galdrabók (S.XVII), y restos arqueológicos no anteriores al S.VIII, así como en sagas nórdicas donde se mencionan sus efectos mágicos sobre los guerreros, como el valor y la protección, o mantener la rectitud moral y literalmente no perderse, junto a otros de origen agrario o brujeril, que se recopilan en el Museo de Brujería de Islandia. Sin embargo, merece la pena señalar que a menudo cumplen con la idea mágica de la runa repetida o el modelo del tallo.

Existían hechizos de mala fortuna (hacia terceros, evidentemente) que se realizaban de manera clandestina, grabándolas o trazándolas en lugares poco visibles pero cercanos a la persona que se buscaba perjudicar. Algunos de estos hechizos se conocían como myrkirstafir o "marcas oscuras", bölstafir o "marcas malvadas" y flaerstafir, o "marcas infortunadas" En el mundo anglosajón, el equivalente era la llamada "runa de conflicto" o beadurun.

Las escritura rúnica, seguida de alguna de estas invocaciones, podía trazar un conjuro. Por ejemplo, en la piedra rúnica de Stentoften, Suecia (S. VI), que se encontraba enmarcada en un pentagrama de piedras más pequeñas, se encontró una inscripción oculta (pues la piedra estaba, según parece intencionadamente, boca abajo) en la cual aparecen los nombres de un clan y el mensaje:

<<(...) Yo, maestro de las runas (?) lo oculto aquí (...) runas de poder (...) infinito maleficio, (condeno a) una muerte insidiosa a quien esto(...) rompa>>

La piedra Glavendrup, del S.X, junto a la Tryggevælde, erigida por el mismo individuo y también grabada por el mismo maestro rúnico, un tal Soti, contienen una inscripción rúnica sacra, en la cual, sin embargo, se indica en la parte final:

<<(...) Brujo (ræta, una palabra de connotación negativa, como exiliado o paria) sea quien ultraje esta piedra o la arrastre para ponerla junto a otras>>

Lo que da muestra de que en mundo escandinavo también existían aplicaciones mágicas positivas y pervertidas, y que quien así utilizaba la magia era rechazado por la comunidad.

Una vez la religión pagana fue descendiendo en fieles, la utilización del alfabeto latino en pro de las runas también se fue abriendo paso. Perduraron en inscripciones memorísticas, monumentales, o epitafios, como el de Rök, que junto con el recuerdo por el hijo muerto incluye algunos versos épicos y runas aleatorias que, se cree, podrían hacer referencia al nombre de alguna divinidad. Se encontraron también ins­cripciones que incluyen fórmulas repetitivas o de las tres palabras mágicas pistil, kistil, mistil, a veces abreviadas como pppmmmkkkistil, de manera semejante a los abracadabra y "palabras efesias" de la magia mediterránea.

En el Sigrdrífumál, la valquiria Sigrfrída enumera en variadas partes del edda la utilización de runas en magia, pero como magia directa y no como un sistema de adivinación. En la quinta estrofa habla de hechizos buenos y runas de alegría, en relación, curiosamente, a la cerveza (ale, como el hechizo alu de significado desconocido), en la sexta, talla runas victoriosas en la empuñadura de una espada (¿las tres tyr?) e incluso, en la estrofa siguiente, runas "ale/alu" para evitar embrujos o envenenamientos, junto a las runas naudiz y laudiz como protección; en la estrofa octava y novena se mencionan, respectivamente, runas de nacimiento para los partos (biagruna), runas de agua o de ondas para la protección. En las estrofas siguientes, runas talladas en árboles con fines curativos (limrunar, en árboles que deben tener las ramas dobladas hacia el este), runas del bien hablar (malrunar) y runas de ingenio (hugrunar).

En lo referido a la adivinación, elemento por el cual más se conocen en el mundo esotérico, en el Háyamal (vv. 79-158) Odín habla de las runas en calidad de sanadoras, de adivinas, y también de su capacidad mágica para lograr comunicarse con los muertos. Es de suponer que estas características fuesen parte de la creencia escandinava de las runas, además de los elementos ya mencionados. En la saga de los Ynglings de Snorri Sturlusuon (S.XII), donde se narra la sucesión de los reyes del territorio sueco, se menciona que en el templo de Uppsala, destruido entorno al S.XI por los movimientos cristianos para erradicar el paganismo, uno de los reyes acudió al blót (festival estacional) y se le comunicó que viviría poco, "debido a la manera en que habían caído las fichas", que inevitablemente se interpretaron como runas. Referencias posteriores al paganismo nórdico han indicado que en efecto existían diversos sistemas de adivinación consistentes en arrojar piedras, huesos o maderas e interpretar su posición... y de inmediato se ha supuesto que debían de incorporar runas pintadas o talladas.

Entre las poblaciones nórdicas, los conocimientos mágicos y oraculares de las runas quedaban en manos de los vitkar, figuras que se asemejan a los chamanes por su precisión y cercanía para con los dioses y el conjunto social, y que además sabían de rezos, historias y hierbas. En el neopaganismo moderno germánico o nórdico, puede encontrarse a veces este cargo religioso. No debe confundirse con un erilaz, quien conoce las runas pero en un sentido menos espiritual, ya que aparte de realizar ciertos conjuros, aparentemente se encargaba sobre todo de grabar los símbolos rúnicos en piedra, lo cual conllevaba cierta precisión. Se ha analizado esta figura como una suerte de sacerdote que estuviese al tanto de las necesidades del druhtinaz, la comunidad guerrera encargada del poder económico, político y social, mientras que las mujeres, también conocedoras de la magia a un nivel más profundo, se encargarían del bienestar comunitario general. Muchos han visto en el erilaz el cargo otorgado a ciertas capas nobles tras una iniciación mágico-religiosa.

Los alfabetos rúnicos se dividían en ætts, grupos de fonemas que se nombraban por su letra inicial. El nombre que recibían los alfabetos se correspondía con la pronunciación fonética de las letras iniciales, por ello, generalmente, futhark en los conjuntos germánicos y escandinavos, y futhorc en el caso anglosajón.

Existieron varios sistemas rúnicos que fueron evolucionando, pero el que ha llegado hasta nosotros como mágico, ha sido uno nuevo, basado en el futhark armanen, que ideó Guido von List en el S.XX escogiendo las runas que prefería de entre todas las de los antiguos alfabetos rúnicos escandinavos y nórdicos. Para la adivinación moderna, éste es el modelo a seguir, pero si nos centramos en la antigüedad, las interpretaciones adivinatorias rúnicas que deducen los estudiosos modernos se guían por los poemas rúnicos islandés, noruego, que recogen la interpretación de diecinueve runas, y anglosajón, que reúne las primeras veintinueve del futhorc, el futhark de los anglosajones. Son quizás los más relevantes textos que nos han llegado que dan buena cuenta de los significados de las runas a nivel cultural y religioso, lo que las convierte en un pilar importante en el neopaganismo asatrú y para el estudio de la magia escandinava general.

(Siguiendo este link puede leerse: Significados rúnicos antiguos)

Pietro Viktor Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:

-MacCulloch, J.A. The celtic and scandinavian religions. Cosimo Classics, New York, 2005
-Mitchell, Stephen A. Witchcraft and Magic in the Nordic Middle Ages, PENN (Pennsylvania University Press), Philadelphia, Oxford, 2011.
-Orchard, Andy, Dictionary of Norse Myth and Legend. Cassel, 1997
-Pulsiano, Phillip, Mediavl Scandinavia: an enciclopedia, Garland Publishing, New York, London, 1993

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