Strīkarmāni: Magia védica de mujeres.

10.08.2023

Los Strīkarmāni (स्त्रीकर्माणि) son una serie de conjuros del Atharvaveda, un compendio de pequeños himnos o stanzas que están destinados a solucionar problemas cotidianos de muy variado tipo, que por su estructura y finalidad han sido denominados "hechizos védicos". Hoy nos centraremos en los hechizos denominados, "de mujeres", que nos sirven para analizar la figura de la mujer en la mágica tradicional hindú, y a la vez, para ver el modelo general del hechizo popular de la India.

A pesar de que desde siempre se ha denominado ritos de mujeres a este tipo de poemas-conjuros, sin embargo, es una acepción cuestionable, ya que, si bien aquí encontramos conjuros destinados al amor, a las nupcias y el embarazo, también a acabar con las mujeres rivales, celos, enfados y otras cuestiones del hogar, e incluso poemas que en realidad tienen por protagonistas a hombres, como puede ser la búsqueda de esposa o curas para el miembro viril.

Estos encantamientos son muy semejantes a los encontrados en todo el ámbito indoeuropeo, con un notable aspecto de magia homeopática (lo semejante actúa sobre lo semejante). Comparten mucho con otros modelos de hechizos del Atharvaveda, lo que podrá verse en futuros artículos, tanto en la repetición de fórmulas, como en la mención de dioses y sus cualidades, así como en sus facetas de destrucción de lo malo.

La organización de los textos no es real en el Atharvaveda, donde vienen mezclados, sino que fue realizada a posteriori por los estudiosos. Tras identificar los "conjuros para mujeres", se crearon pequeños grupos por temática para facilitar el estudio. Nosotros intentaremos seguir las divisiones de Moncó (1999), y Sevilla Rodríguez (2002).

Hechizos de amor

En el conjuro VI 130, una mujer solicita que un hombre se muera de amor por ella, pero que ella no se enamore. Tal vez en venganza, tal vez esperando conseguir algo él. En cualquier caso, se indica que se esparzan judías y se quemen puntas de flecha. Asimismo, durante el ritual debe destruirse una figurilla de arcilla que simbolice el derretimiento de amor del hombre hacia la mujer que recita el hechizo:

<<(...) Así como él me ame / yo nunca lo ame a él. / Dioses, impulsad este amor / y que él arda por mí. / Maruts, enloquécedle, / Antárishka (entorno), enloquécele / Agni, enloquécele / que arda por mí >>

Sin embargo, en el siguiente conjuro, la praxis ritual es la misma, y sólo es el texto el que cambia, pues la mujer sí está enamorada del hombre que desea:

AV VI, 131

<<Que de la cabeza a los pies / te invada este anhelo por mí. / Dioses, impulsad este amor / y que él arda por mí. / Ánumati, consiéntelo, / Ákuti (deseo), consíguelo / Dioses, impulsad este amor / y que él arda por mí (...) Sé el padre de nuestros hijos.>>

En el Conjuro II 30, un hombre debe agitar una hierba de melisa (?) mientras recita el conjuro, para que una mujer quede sometida y enamorada de él:

<< Como la planta de miel (desconocida, se traduce comúnmente por melisa) / que agita el viento / así agito yo tus pensamientos / para que seas mi amante /y no te separes de mi lado (...) Lo que está dentro, esté fuera / Lo que está fuera, esté dentro / De muchas maneras, apodérate, hierba, /del pensamiento de las muchachas (...) >>

En algunos de estos hechizos se utiliza también miel, por ser pegajosa y dulce, así como se realizan flechas simbólicas para que se claven en el corazón y la mente de la muchacha deseada.

Filtros de amor

En algunos de estos conjuros tenemos mencionados los ingredientes para crear filtros de amor. Realizados mayoritariamente por el género femenino, sirve también para comprobar las asociaciones de los ingredientes por su sabor, picor, color, o propiedad mágica.

AV VI, 102

<< La mezcla de ungüento de madhuga (planta de miel, melisa?), / kushtha ( costus o caña de caña) y nádala (nardo), / decidido la tomo de las manos de Bhaga / la que consigue el afecto>>

AV VI, 139

<< Pequeña planta (desconocida, castaño?) que has crecido / para mi felicidad / cien son tus brotes / treinta y tres se han extendido / Con mil hojas hago /que arda tu corazón (...) Tú que eres propicia / tú que haces consumirse, / castaña, hermosa, únenos / únenos a ambos / en un único corazón>>

AV V, I

<< Esta planta nacida de la miel (otra vez la madhuga o posiblemente el regaliz) / con miel arrancamos / Vástago de la miel eres, / cúbrenos de miel. /Miel en la punta de la lengua / Dulzura de la miel / en la raíz de la lengua / que estés bajo mi voluntad (...) Con esta caña de azúcar que te rodea / he venido, para que no seamos enemigos / sino amantes / para que no te separes de mí >>

Hechizos para el matrimonio

Los conjuros destinados a propiciar y contraer un buen matrimonio no son muy distintos de estos, salvo porque en ellos se realizan ofrendas y libaciones a los dioses. El que acabamos de leer con regaliz probablemente era una recitación que tenía lugar incluso en la propia ceremonia, pues se conoce que en los matrimonios concertados, el novio podía llevar un amuleto de regaliz atado con hilo rojo, que provocaría el deseo en su prometida.

Otros autores (Moncó, 1999), consideran que algunos de los conjuros tenían relación con los matrimonios svayamvara, es decir, con aquellos en los que eran las mujeres las que escogían a sus maridos, y no solamente en las ceremonias estandarizadas de búsqueda de esposo (pativédana).

En este ejemplo, conjuro VI 60, se oraba al amanecer mientras se realizaba una ofrenda de ghrtá, mantequilla derretida, al dios del matrimonio Aryaman, y dejar restos de comida a los cuervos, que rondan antes de que salga el sol:

<<Aryamán viene por delante / con los cabellos sueltos / buscando un esposo para esta soltera / y una esposa para el que no tiene mujer.

Aryamán, esta mujer (la que pide) se ha cansado / de ir a las celebraciones de las demás. / Ahora, Aryamán, las demás irán a su celebración.

El Creador ha guardado la tierra / El Creador, el sol y el cielo. / Que el Creador cree a esta soltera un esposo / que sea según su deseo >>

Hechizos para la fertilidad y el nacimiento

Por supuesto, otros rituales femeninos estaban claramente orientados al buen parto y a la fertilidad en general, como procreadoras y responsables de la supervivencia del pueblo y la estirpe.

AV I, 11

<< (...) Cuatro son las direcciones del cielo / y cuatro son las direcciones de la tierra / Los dioses han creado un embrión, / que lo descubran para el nacimiento (...) >>

Es curioso ver que en lo que respecta a la fertilidad, existan conjuros destinados tanto a curar la esterilidad femenina como la masculina.

AV III, 23

<< Aquello por lo que eres estéril / lo hacemos desaparecer/ Ahora está lejos de ti, / apartado de ti lo dejamos. >>

AV VI, 72

<< Igual que la negra serpiente se extiende a voluntad / haciendo bellas formas por magia de un demonio / así esta planta (arká, algodón de seda) componga / tu pene parte con parte (...) Como el miembro de un onagro / de un elefante, de un asno, / como el de un poderoso caballo / crezca así tu pene>>

En aquellos conjuros destinados a los hombres, éstos debían sentarse en una estaca o vara gruesa y larga, que simbolizara el pene, y tener en sus manos otros elementos, como la ya mencionada arká o un arco, para tensar su cuerda en un símil con el crecimiento del pene.

Maldiciones contra la fertilidad

Encontramos igualmente maldiciones destinadas a la impotencia masculina. En estos casos, el objeto que simboliza el pene es maltratado, machacado y/o destruido, siendo estos conjuros tremendamente explícitos, como suele ocurrir con todas las maldiciones. En el Conjuro VI, 138, las instrucciones son meter el rabo de un ternero en una bolsa de cuero con cañas, excrementos y orina. La bolsa era aplastada con saña y enterrada. Se asocia a la falta de virilidad con el afeminamiento. La planta utilizada, por desgracia, nos es desconocida.

<< Tú, la mejor de las plantas / eres llamada, hierba. / Hazme hoy a este hombre / impotente, afeminado.

Hazlo impotente, afeminado / haz que se peine como una mujer; / después, que Indra te aplaste los huevos / con dos piedras de prensar.

Impotente, te he dejado impotente. / Castrado, te he dejado castrado. / Sin simiente, te he dejado sin simiente. / Peinados femeninos / ponemos en tu cabeza.

Tus dos tubos hechos por los dioses / donde se encuentra tu virilidad / los corto con una cuña / sobre la rata (forma vulgar de indicar la vulva) de alguna.

Tal y como las mujeres cortan caña / con una piedra para la estera / así corto yo tú miembro sobre la rata de alguna. >>

Hechizos contra los celos

Para terminar con esta sección, un breve repaso a hechizos destinados a apagar los celos y la envidia (en los cuales literalmente se apagaba un fuego encendido sobre la persona envidiada), o para recuperar la concordia matrimonial (golpeando y escupiendo sobre una piedra que se quede todo lo malo). Exponemos aquí el ejemplo más claro:

AV. VII, XLV

<<Traído de la lejana Sindhu, un pueblo mezcla de todas las razas / traído de lejos, eres considerado un bálsamo cura-celos.

Como quien con agua apaga el fuego, así apaga los celos. Como calor de fuego que arde, o llama que ruge en la madera.>>

Pietro V. Carracedo Ahumada – pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:

- Moncó, S. Mujeres en los Vedas. Ediciones AKAL, 1999

-Sevilla Rodríguez, M. El Atharvaveda. Universidad de Oviedo, 2002.

- VV.AA., editado por Juan Antonio Álvarez-Pedrosa Núñez y Sofía Torallas Tovar). Edición de textos mágicos de la antigüedad y de la Edad Media, CSIC, Madrid, 2010.

-VV.AA. Hymns of the Atharva-Veda, translated by Maurice Bloomfield. Sacred Books of the East, Vol. 42. [1897]


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