17-07-2023 Nigromancia en cuevas de la Jerusalén romana.

17.07.2023

Desde 1920, y hasta el año 2016, se encontraron en las cuevas kársticas de Te'omim más de cien lucernas (lámparas de aceite), así como vasijas, monedas, puntas de lanza y otras armas. Las lámparas parecían haber sido dispuestas deliberadamente en grietas y huecos de los muros, incluso de difícil acceso, lo que no parecía lógico si su intención era iluminar. Poco después, encontraron tres cráneos humanos, dos de ellos encajados en una grieta, y el tercero exento, rodeado de lámparas

Pero estos cráneos no formaban parte de enterramientos, ya que no se encontraron otras partes humanas. Ello llevó a arqueólogos e investigadores a plantearse que no estaban ante objetos utilizados simplemente para la defensa o para iluminar el lugar, sino que se hallaban ante los restos de posibles rituales nigrománticos, tal y como han expuesto recientemente Eitan Klein y Boaz Zissu en el artículo Oil Lamps, Spearheads and Skulls: Possible Evidence of Necromancy during Late Antiquity in the Te’omim Cave, Judean Hills (Hardvard Theologocal Issues, Cambridge University Press).

La cueva se estrecha un poco, para dar lugar después a una cavidad de 50x70 metros. Se conoce que la cueva era visitada con cierta frecuencia por parte de distintas comunidades desde la Edad de bronce, por considerarse un lugar sagrado, en contacto con el inframundo, ya que en su interior existen corrientes de agua, siendo todo ello una creencia muy arraigada y repetida entre las religiones politeístas mediterráneas. Aunque hoy día el agua corre por las grietas, se sabe que se habian colocado recipientes para recoger el agua que goteaba de fisuras y estalacticas. Por ello consideran que podría haberse hecho uso de la cueva como nekyomanteion/nekromanteion, es decir, como un Oráculo de muertos. Esta era una práctica oculta pero frecuente en la antigüedad, al menos hasta la prohibición formal de Constantino II con el cristianismo.

Se cree que las lucernas eran utilizadas, junto con el agua recolectada, para adivinar a través de los juegos de luces (lampadomancia), o para que los dioses y espíritus se manifestaran en las llamas.
Las armas (una csbeza de hacha y dagas) pertenecen a la Edad de Bronce, igualmente se piensa que su uso fuera para defenderse de los espíritus, algo que se encuentra recogido en varias ocasiones en la literatura clásica. Los metales, concretamente el hierro y el bronce, se creía, ahuyentaban y asustaban a los espíritus.

Los cráneos, por su parte, eran utilizados como parte de rituales de nigromancia, entendidos como aquellos en los que se solicita el auxilio de los muertos para obtener algo o realizar amarres. Se han propuesto sacrificios humanos para la invocación, así como para realizar en los cráneos las amenazas a los espíritus (por ejemplo, cegarlos, enmudecerlos, atarlos...) Sin embargo los sacrificios humanos eran más comunes entre los celtas y los tracios y estos, con el dominio romano, habían detenido esa práctica. Lo que sí era común y más sencillo era el expolio de tumbas.

En el judaísmo, este tipo de rituales y vinculaciones con las cuevas eran considerados idolatría, por lo que pude suponerse que los practicantes fueran griegos, romanos, o de pueblos orientales, o al menos, sus creencias estarían imbuidas por estas culturas. 

La investigación arqueológica continúa, a la espera de descubrir nuevos objetos en las diversas grietas y pequeñas cámaras de la cueva de Te'omim, ahora con este nuevo enfoque. 

Dejamos por aquí yna de las fuentes de la noticia, así como el artículo en OpenAccess para quien guste de leerlo completo. 



Pietro Viktor Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com







Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.